Las margaritas mienten

Hace unos días maria me dejo un comment que me hizo pensar, pues no es la primera vez que escuchaba esa frase: "Te veo muy pillada". Como aclaración para los lectores argentinos del blog, estar pillado en España significa estar completamente enamorado de alguien, sin remedio, sin retorno, sin ninguna barrera de protección, totalmente entregada al otro.

Me lo han dicho varias veces y todos sin mala intención, aunque he de reconocer que es algo que me molesta escuchar. ¿Por qué me molesta escucharlo? Pues muy sencillo, esta vez me he decidido a amar a alguien sin condiciones, porque esa persona me ha inspirado desde un primer momento la confianza suficiente para mostrarle mi verdadero yo, el que no he mostrado a nadie hasta ahora, con sus virtudes y con sus numerosos defectos y miedos, es la primera vez que amo y me muestro a alguien como bb y no como esa persona que soy a los ojos de la mayoría y que solo deja que bb transluzca en muy determinadas ocasiones. Cuando uno dice esa frase es algo así como decir "ten cuidado, no te confies tanto"... algo que no entiendo es porque se ve tan mal la confianza, por que esa manía de afrontar las relaciones con cierto recelo, por si nos vuelve a herir. Si pensamos todo el rato en lo que puede pasar no disfrutamos de lo que tenemos. Yo ya no pienso vivir así, yo quiero disfrutar cada día con él y para ello es necesario confiar.

Al ver que el comentario me llega de varios puntos me hace recapacitar y lanzar una pregunta al aire ¿No será que existe miedo a amar? Y con eso me refiero a amar de corazón, a amar sin condiciones, a amar arriesgando perder arriesgando a que nos hieran, a amar con nuestro verdadero yo y no con el yo que hemos ido construyendo sin darnos cuenta para ser aquello que deseamos transmitir al resto del mundo sobre nosotros. Yo he perdido ese miedo con "mi cielo", cada día me doy cuenta que me quiere como soy y que acepta mis defectos, no tengo que intentar ser otra persona.

Amar en si no es sencillo, y menos con kilómetros por medio, para ello hay que pensar en la otra persona y dejar de pensar siempre en uno mismo, en lo que uno necesita del otro olvidando lo que el otro puede necesitar de nosotros. Normalmente pensamos en el amor en términos de " si no haces tal o cual cosa, no me quieres"... pero eso no es amar, eso es manipular al otro para conseguir la autosatisfacción. Y me incluyo entre los que han actuado así...y no hace mucho de esto. Pero con "mi cielo" estoy aprendiendo a pensar también en el bienestar del otro para darle aquello que necesita, y a ser feliz sabiendo que él lo es, a pesar de que en ciertos momentos su felicidad no tenga que ver con estar yo a su lado. Ya se que muchos pensareis... "¿pero entonces dónde quedas tú si sólo piensas en su bienestar?" En fin...se trata de que el otro haga lo mismo. Yo se que en mi caso es así, que "mi cielo" se alegra por mi cuando le cuento que estuve en tal o cual sitio y que pasé una velada agradable o un estupendo fin de semana. Lo noto en sus e-mails o en su voz. Y también se a ciencia cierta que aunque esté disfrutando allá en Buenos Aires, no deja de pensar en mi...igual que yo tampoco dejo de pensar en él durante todo el día. Nos tenemos presentes el uno al otro cada momento del día, pero eso no implica estar en una esquina llorando al otro hasta que llegue el momento de reunirse.

Aún así sigue habiendo días que la distancia me puede... pero como no tengo nada que esconder y "mi cielo" ya sabe que soy así, pues se lo escribo, se lo digo, hablamos, escucho su dulce voz llamandome bb y el mundo vuelve a estar en su sitio. Y aquellos que a raiz de este último párrafo estén tentados de decirme que dependo demasiado de él...¿Quién no ha sentido la misma calma ante las palabras o el abrazo de la persona a la que ama?

¿Mienten las margaritas? A mi ya no; quizá porque esta vez estoy totalmente "pillada".

El título del post está insperado en un precioso tema de Javier Calamaro de su último album Kimika