14.11.04

Esto no es Hollywood

Desde pequeños el cine nos acostumbra a que todo tiene una solución, llegamos a la adolescencia y en el cine vemos historias de amor perfectas con finales felices. Crecemos y llegamos a ser adultos y Hollywood nos sigue encandilando con sus historias de amores imposibles que terminan siempre siendo posibles. Y en nuestra realidad, la del día a día, esa "gran historia de amor" o parece que no llega o creemos que llega y luego fracasa o cuando llega no está exenta de esfuerzo. Decididamente Hollywood nos engaña. La vida es de otra forma.

Pongamos, para variar y como no podía ser menos en este blog, el tema del amor, de las relaciones de pareja. Durante este año que dentro de poquito acaba, he cambiado mi forma de ver las cosas en este sentido, me he dado cuenta de que es posible amar y respetar al otro y aceptar la realidad existencial de que no todas las cuestiones se pueden resolver, sobre todo si para ello es necesario que ocurra algo imposible. Muchas veces pensamos que nuestra pareja es la causa del conflicto, cuando en realidad se trata de un conflicto interior propio, que primero debemos resolver con nosotros mismos, para después poder entender el punto de vista del otro.

Y digo entender, no aceptar con los ojos cerrados. Me refiero a entender porque el otro piensa de una determinada forma y aceptar que su forma de ser es esa, aunque podamos estar en desacuerdo. Es imposible estar en todo de acuerdo, es más, sería aburrido y poco enriquecedor, ya que para llegar a la verdadera unión en la pareja es necesario incorporar los dos puntos de vista. Yo por ejemplo soy la soñadora de los dos, la que echa a volar la imaginación, la que se ciega completamente cuando tiene una meta por delante sin pensar en las paradas necesarias para llegar a la meta, suelo encelarme rápidamente con las cosas, tanto es así que mi "mentor" profesional me dió el sobrenombre de "polvorilla". "Mi cielo" es la parte lógica, realista y calmada, la que me devuelve al suelo y me hace pensar con calma muchas cosas que hasta ahora nunca me había planteado, la que a veces, y a pesar de que no me gusta verlas, me muestra las paradas necesarias antes de continuar el camino, la que va actuando de "freno de mano" cuando "polvorilla" enciende la mecha.

Si no tenemos flexibilidad para pasar a entender la forma de pensar del otro, tendemos a rechazarle, si tenemos la valentía de arriesgarnos a entender su manera de pensar incorporamos cosas nuevas a nuestra forma de ser, nos abrimos a un pensamiento nuevo y a una manera diferente de enfrentarnos a la vida.

Y citando a Silvia Salinas os dejo el siguiente pensamiento:

"El amor empieza cuando descubro DE VERDAD al otro. Ya no es una idea de lo que debería ser, sino alguien nuevo que me sorprende con su originalidad.
Allí empieza el amor: con la sorperesa, con el descubrimiento...
En cambio, si solamente intento hacer encajar al otro en mis viejas ideas, no ocurre nada. Por lo menos nada "amoroso".
Abrirse al amor es abrirse a lo nuevo...
Amar es abrirse a lo real."
Si algo aprendí de mis anteriores experiencias, es que no puedes cambiar a nadie, las personas sólo cambian si ellas mismas lo desean, porque lo necesitan para si mismas, pero no lo hacen por otra persona. Nadie es perfecto, yo no lo soy y "mi cielo" tampoco, pero a mi me gusta así con sus imperfecciones incluidas. La perfección, al final, resultaría aburrida.

(Llevaba ya varias semanas con este post en la cabeza pero no terminaba de cuajar. Y hoy despues de varios días sin postear por fin me he decidido a escribirlo. Es una reflexión sin nada que leer entrelineas. Es, simplemente, uno de los grandes valores que esta relación me está aportando como persona.)

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