Tomando mate...pienso en tí

Tras un vuelo de regreso que ha sido una auténtica pesadilla (24 horas retenida en Brasil por cancelación del vuelo!), me encuentro de nuevo en mi casa, en Madrid, frente a mi pc...solitaria y pensativa. De nuevo frente al teclado y a Internet, que junto con el teléfono será lo único que me ayude a mantenerme en comunicación con "mi cielo" durante los próximos y largos 6 o 7 meses.

Mientras pierdo mi mirada en el infinito y revivo los recuerdos de estos diez maravillosos días acaricio la medalla que me ha dejado en prenda con la promesa de venir a por ella tan pronto le sea posible. Acaricio sus iniciales como intentando qué el pueda sentirme...que yo pueda sentirle. Una y otra vez me pierdo en los recuerdos...en los paseos por la ciudad, en el mate matutino, en el viaje a Iguazú, en las interminables noches de amor...

Veo sus ojos, veo su sonrisa que me ilumina...me sonrío, no lo puedo evitar. Recuerdo el tacto de su cuerpo, el aroma de su piel, el compas de su respiración...y lo extraño. Daría lo que fuese porque mañana al despertar estuviese a mi lado, como cada uno de estos diez días, dormido profundamente y por poder despertarle como hacía cada día, acariciando su pelo y besando sus mejillas hasta que por fin abría los ojos, me abrazaba y me decía..."es pronto" y seguíamos dormitando un ratito más, hasta que el deseo nos podía a los dos.

Nunca me sentí así, nunca me encontre tan calmada, tan equilibrada, tan yo misma. Todos mis miedos sobre este primer encuentro han desaparecido...estamos hechos el uno para el otro y ahora tenemos que trabajar en el "cómo" lograr estar juntos para siempre.  En estos diez días he conocido su vida, su entorno, sus amigos, su familia...ha sido como un sueño, son todos un encanto, me senti como en casa...me sentí tan en casa que casi no regreso...estuve realmente tentada de no regresar...si no fuese por mi hijo me hubiese quedado allí... Pero regresé y, ahora, al escuchar su voz, me muero por besarle, se me hace extraño leer sus palabras, no ver su cara cuando me habla, sus gestos...esos gestos que me encantan.

Aún así y a pesar de la tristeza que a ratos me embarga, soy muy feliz porque se que él me ama y lo hace de verdad, de corazón, con entrega...igual que yo. Y también se que los dos estamos dispuestos a seguir adelante, a hacer lo que sea necesario para estar juntos, pero con cabeza, sin locuras, para que lo que vayamos construyendo sea sólido y fuerte, que nadie, ni nada pueda romperlo. La locura fue el como llegamos a conocernos, el como nos enamoramos, ahora, que los dos estamos seguros de nuestros sentimientos, que los dos sabemos lo que queremos y que los dos estamos dispuestos a darlo todo... ahora es cuando debemos pensar cada paso para que nada entorpezca nuestra felicidad.

El próximo paso es que él venga a Madrid y conozca mi entorno, mi familia y mis amigos... espero que se sienta tan bién como yo me esentí allí. Y quien sabe, a lo mejor el destino quiere que entre los meses que nos separan se produzca alguna sorpresa que me lleve por allí, intentarlo seguro que lo intentaré.